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1. Platón: términos relevantes.

Tomo de este enlace los términos más relevantes del pensamiento platónico. Por favor id haciendo sugerencias sobre loo que esperais de la página)

Alma

Platón interpreta el alma principalmente en dos sentidos: el alma como aquello que permite a los seres vivos realizar actividades vitales, y, en el caso del alma humana, como el principio divino e inmortal que nos faculta para el conocimiento y la vida buena.

Al igual que todos los griegos, Platón, consideró que el alma es el principio que anima los cuerpos de los seres vivos, que les da vida y movimiento. Pero lo peculiar de su concepción se muestra en su visión del alma como principio de racionalidad y dotada de carácter divino. Para este autor el alma es la parte más excelente del hombre, gracias a ella podemos alcanzar la ciencia y realizar acciones buenas; el alma ―al menos la parte más excelente― nos vincula con el mundo divino y está dotada de un destino inmortal.

Alma Concupiscible

Parte mortal del alma humana responsable de las pasiones, placeres y deseos sensibles.

En el "mito del carro alado", Platón representa el alma concupiscible con la metáfora del caballo malo, poco dócil y que dirige al carro hacia el mundo sensible. Es la parte del alma humana más relacionada con el cuerpo y en ella se encuentran los placeres sensibles y los apetitos o deseos sensibles (deseos sexuales, apetitos por la comida, la fama, la riqueza...). Por estar tan íntimamente ligada al cuerpo se destruye cuando éste muere. La sitúa en el abdomen (hígado).

Alma Irascible

Parte del alma humana en donde se sitúan la voluntad y el valor.

El "mito del carro alado" representa el alma irascible con la metáfora del caballo bueno y dócil a las instrucciones del auriga. Gracias a esta parte el auriga puede seguir a los dioses hacia el mundo de las Ideas y la contemplación de la Idea de Bien. En el alma irascible se encuentra la voluntad, el valor y la fortaleza. Platón no defiende con claridad ni su mortalidad ni su inmortalidad. La sitúa en el pecho (el corazón).

Alma Racional

Parte superior del alma humana, inmortal y divina. Gracias a ella alcanzamos el conocimiento y la vida buena.

El "mito del carro alado" representa el alma racional con la metáfora del auriga. Es la parte más excelente del alma, se identifica con la razón y nos faculta para el conocimiento y la realización del bien y la justicia. Es un principio divino y dotado de inmortalidad. La sitúa en la cabeza (el cerebro).

Analogía de la Línea

Metáfora utilizada por Platón para representar los géneros de realidad (Mundo Sensible y Mundo Inteligible), los tipos de conocimiento (conocimiento sensible u opinión y conocimiento inteligible o cognoscible) y sus especies.

En la “República” Platón utiliza la analogía o símil de la línea para expresar las dos regiones de la realidad, sus divisiones y los tipos de conocimiento que le corresponden: nos pide que dividamos una línea en dos segmentos desiguales (AC y CB) y que volvamos a cortar cada uno de esos segmentos (obtenemos así AD, DC y CE, EB). Cada subsección representa una clase de objeto y de conocimiento en sucesión creciente de realidad y claridad: el mayor tamaño de CB respecto de AC indica la primacía del género de realidad y de conocimiento representado por CB respecto de los representados por AC.

CB se refiere al Mundo Inteligible y al conocimiento de dicho mundo, el conocimiento intelectual (habitualmente llama a este conocimiento ciencia o, en griego, epistéme);CE es menor que EB porque CE representa un tipo de realidad y de conocimiento menos perfecto que el representado por EB:

CE: entidades matemáticas y conocimiento matemático (pensamiento discursivo);

EB: las Ideas, particularmente la Idea del Bien y su conocimiento (la dialéctica, inteligencia, ciencia en sentido estricto o filosofía).

AC se refiere al Mundo Sensible (en dicho texto de la “República” emplea la expresión “mundo visible”) y al conocimiento de dicho mundo, doxa u opinión; AD es menor que DC porque AD representa un tipo de realidad y de conocimiento menos perfecto que el representado por DC;

AD: sombras, reflejos de los objetos en el agua y los objetos pulidos; Platón llama a este conocimiento conjetura;

DC: las cosas físicas o materiales y su conocimiento mediante su percepción directa; da lugar al conocimiento denominado creencia.

Ciencia (O Epistéme)

Conocimiento perfecto, referido al Mundo de las Ideas, consecuencia del ejercicio de la razón.

Platón distingue dos géneros fundamentales de conocimiento: la ciencia (epistéme) y la Opinión. A su vez, el tipo de conocimiento que denomina ciencia se divide en ciencia en sentido estricto (o inteligencia (noûs) o dialéctica o filosofía) y pensamiento discursivo, y la Opinión en creencia y conjetura. La noción actual de ciencia no coincide totalmente con la platónica: para este filósofo la ciencia era el conocimiento estricto (universal y necesario) de lo absoluto, de lo eterno (que identificaba con las Ideas) y una tarea eminentemente racional. Sólo la ciencia que llamamos matemática coincide casi totalmente con esta forma de entender la ciencia, pero muchos conocimientos que ahora llamamos científicos caerían en lo que Platón denomina mera opinión; por ejemplo, los que apenas son algo más que meras especulaciones en un caso, o generalizaciones empíricas en otro, como la sociología, la psicología, la economía... Por el contrario, la física teórica estaría a medio camino entre la opinión y la ciencia, dado su carácter eminentemente matemático y racional.

Comunismo Platónico

Con la expresión "comunismo platónico" nos referimos a la propuesta política que defiende Platón en su obra "República" según la cual las clases gobernantes no deben poseer propiedad privada.

Este filósofo defiende la propiedad privada, aunque controlada por el Estado, para la clase de los artesanos, pero rechaza el derecho a la propiedad privada para la clase de los gobernantes y la de los guardianes. Creyó que si se quiere evitar la corrupción, el enriquecimiento personal y el uso del poder para el propio interés, las clases dirigentes (gobernantes y guerreros) deberían tener todas las posesiones en común y llevar una vida comunitaria. El comunismo en Platón es más radical que el propuesto por Marx pues llega a defender incluso la propiedad común de mujeres e hijos, negando legitimidad a la familia como institución social básica.


Crítica al Relativismo

Crítica platónica el relativismo sofista por sus implicaciones escépticas y absurdas y por ser inadecuado para la fundamentación última de la vida ética y política.

Cabe entender la filosofía platónica como uno de los más importantes y radicales intentos de superar el relativismo. El relativismo al que se va a enfrentar Platón (como antes su maestro Sócrates) es el de los sofistas, y fue precisamente uno de estos filósofos, Protágoras, quien expresó gráficamente la esencia del relativismo con la frase “el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son y de las que no son en tanto que no son”.

Fueron varios los motivos que le llevaron a Platón a rechazar el relativismo; los siguientes son seguramente los más importantes:

I. Desde el punto de vista ético y político:

Platón creyó que sólo la existencia de valores morales absolutos puede permitir la vida buena y la acción política justa, y precisamente el Mundo de las Ideas quiere ser ese marco de referencia absoluto “que es necesario tener en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público”, como nos dice al final de la exposición del mito de la caverna en “República”.

II. Desde el punto de vista lógico y epistemológico:

A. Motivos epistemológicos:
Una de las críticas más razonadas y cuidadosas se refiere a las implicaciones del relativismo desde el punto de vista de la posibilidad del conocimiento: como en el caso anterior, sólo la existencia de un mundo de entidades absolutas ―las Ideas― puede permitir la superación del relativismo y la instauración de la ciencia entendida como saber estricto.


B. Motivos lógicos:
En el “Teetetos” (obra en la que Platón analiza la esencia de la ciencia) presenta los argumentos más precisos y rigurosos en contra del relativismo, argumentos que se pueden resumir como sigue:

Si el relativismo estuviese en lo cierto no tendría sentido la enseñanza y todos estarían ya en la verdad o el conocimiento si así les parece: Con cierta ironía, Platón nos dice que si cuando a uno algo le parece verdadero, ese juicio ya es verdadero (tal y como afirma el relativismo), no se ve qué privilegio tiene el propio Protágoras “para creerse con derecho para enseñar a los demás y para poner sus lecciones a tan alto precio. Y nosotros, si fuéramos a su escuela ¿no seríamos unos necios, puesto que cada uno tiene en sí mismo la medida de su sabiduría? [...] ¿no es una insigne extravagancia querer examinar y refutar mutuamente nuestras ideas y opiniones, mientras que todas ellas son verdaderas para cada uno, si la verdad es como la define Protágoras?”

Si el relativismo fuese cierto entonces habría que aceptar que una opinión propia es verdadera para uno y falsa para otro: Si nos formamos un juicio sobre un objeto cualquiera, esta opinión nos parecerá verdadera, pero los demás también la pueden juzgar y en algunos casos la pueden juzgar falsa, con lo que es verdad que es falsa puesto que según el relativismo si a una persona una opinión le parece falsa ―o verdadera― ésta es falsa ―o verdadera―; de ese modo, tendríamos que la misma opinión puede ser verdadera y falsa. Este argumento se puede ilustrar con claridad si tomamos el siguiente ejemplo: para los creyentes la opinión (el juicio diríamos nosotros ahora) “Dios existe” es verdadera, luego es verdadera según el relativismo porque a algunas personas les parece verdadera; sin embargo el ateo considera que es falsa, luego es falsa según el relativismo porque a algunas personas les parece falsa. Esta conclusión parece atentar contra lo que ahora llamamos principio de no contradicción: no es posible que una proposición y su contradictoria sean ambas verdaderas; o dicho de otro forma: una misma proposición no puede ser verdadera y falsa.

Si el relativismo fuese cierto también sería cierta la tesis contraria, luego el relativismo es falso: Dice Platón por boca de Sócrates: “... he aquí lo más gracioso. Protágoras, reconociendo que lo que parece a cada uno es verdadero, concede que la opinión de los que contradicen la suya, y a causa de la que creen ellos que él se engaña, es verdadera [...] Luego conviene en que su opinión es falsa, puesto que reconoce y tiene por verdadera la opinión de los que creen que él está en el error [...] Los otros, a su vez, no convienen ni confiesan que se engañan [...] Está pues obligado a tener también esta misma opinión por verdadera, conforme a su sistema [...] Así, puesto que es combatida por todo el mundo la verdad de Protágoras, no es verdadera para nadie, ni para él mismo...”; concluye Teodoro, seguidor de Protágoras: “Sócrates, tratamos muy mal a mi amigo”.

Fijémonos en las siguientes proposiciones:

a) “el relativismo es verdadero”

b) “el relativismo es falso”

a) y b) son proposiciones contradictorias; la primera le parece verdadera a Protágoras y a todos los relativistas; la segunda a Platón y a todos los que defienden el punto de vista objetivista. El objetivismo considera que no pueden ser ambas verdaderas, que la primera es falsa y la segunda verdadera. El relativismo, sin embargo, tiene que admitir que ambas son verdaderas puesto que la primera les parece verdadera a los relativistas y la segunda a los objetivistas (recordemos que para el relativismo una opinión es verdadera si así se lo parece a alguien). En definitiva, el argumento que presenta aquí Platón le llevaría a Protágoras a defender que su teoría es verdadera (pues así lo considera él mismo) y falsa (puesto que así lo consideran otras personas).

Demiurgo

El Demiurgo es el ser divino que, según la teología platónica, produce el Universo.

El Demiurgo produce las cosas naturales: contemplando las Ideas y utilizándolas como modelos intenta plasmarlas o realizarlas en la materia, del mismo modo que un artesano intenta fabricar una mesa viendo el dibujo de una mesa. La materia informe y las Ideas son, por tanto, anteriores a la acción del Demiurgo, lo que muestra la distancia de esta concepción respecto del punto de vista cristiano para el cual Dios crea el mundo de la nada. A pesar de todo, el Demiurgo, igual que el Dios cristiano, tiene una dimensión providencial pues produce las cosas naturales introduciendo en éstas una finalidad, aspiración o apetito que les lleva a buscar siempre su propia perfección o bien.


Diálogos

Conjunto de escritos de Platón.

Sócrates no escribió nada, pues creía que la escritura no era el lugar apropiado para la transmisión de la verdad y del conocimiento. Sabemos que su método de investigación y de enseñanza era la mayéutica y que el diálogo era una de sus partes fundamentales. Platón será fiel en gran medida a su maestro y también considerará que la verdad se muestra en el intercambio de ideas entre diversos interlocutores. Incluso definirá el pensamiento como "el diálogo que el alma mantiene consigo misma". En su juventud Platón escribió tragedias, pero, según cuenta la tradición, cuando conoció a Sócrates decidió quemar todos sus escritos y dedicarse a la filosofía. Estos dos hechos ―la importancia que le dio al diálogo y su destreza literaria― se reúnen en el modo de escribir de este filósofo: sus obras están dotadas de una alta calidad estética y tienen la forma de diálogos, en su mayoría cortos: se reúnen varios amigos y entablan una conversación relativa a un tema de importancia filosófica (el conocimiento, el bien, la virtud, el amor, la belleza, el ser...); en casi todos los diálogos participa Sócrates como interlocutor principal y es quien habitualmente expresa las ideas del propio Platón.

Los diálogos de Platón se suelen dividir en grupos atendiendo al momento en que fueron escritos:

diálogos de juventud (o diálogos socráticos): presentan las ideas de Sócrates y una reivindicación de su figura; destacan "Apología de Sócrates" y "Protágoras";

diálogos de transición: primeros esbozos de la Teoría de las Ideas y de la inmortalidad del alma; destacan "Menón" y "Crátilo";

diálogos de madurez: en ellos presenta la Teoría de las Ideas ya desarrollada, sus implicaciones en antropología, ética y política, y los mitos más importantes; destacan "Banquete", "Fedón", "República", "Fedro";

diálogos de vejez: son los últimos escritos de Platón; aparecen algunas críticas a su propia teoría, preocupaciones por cuestiones lógicas y cosmológicas y en el campo de la filosofía política un mayor interés por la historia y las condiciones reales de la vida política; destacan "Teeteto", "Parménides", "Sofista", "Político", "Timeo" y "Leyes".

Dualismo Antropológico

Doctrina filosófica según la cual en el hombre encontramos dos principios con características y destinos distintos, el alma y el cuerpo.

En correspondencia con su dualismo ontológico, Platón defiende un claro dualismo antropológico: creerá que en el hombre encontramos dos principios opuestos: el cuerpo que nos vincula con la realidad material y pertenece al Mundo Sensible, y el alma que es el principio inmaterial, divino e inmortal y que nos vincula con el Mundo de las Ideas.
Para Platón el hombre se identifica más con el alma que con el compuesto de alma y cuerpo por lo que creyó que la encarnación del alma es una situación transitoria y contraria a su destino. La idea del cuerpo como el origen del mal y la ignorancia y del alma como lo bueno y la dimensión positiva del hombre se concreta en su concepción del cuerpo como cárcel del alma.

Ver “dualismo ontológico”.
Dualismo Ontológico

Platón defiende un claro dualismo ontológico al afirmar que la realidad está dividida en dos ámbitos totalmente distintos: el conjunto de las cosas espacio-temporales, mutables y abocadas a la muerte, al que da el nombre de Mundo Sensible, y el conjunto de entidades no espaciales ni temporales, inmutables y eternas, al que da el nombre de Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas.

Aunque los dos mundos tienen existencia y realidad, es el Mundo Inteligible el fundamental y primero, mientras que el Mundo Sensible tiene ser e inteligibilidad en la medida en que participa o imita al Mundo de las Ideas. Platón utiliza en ocasiones la expresión "Mundo visible" para referirse al Mundo Sensible.

* los términos utilizados por Platón para designar el grado más excelente del saber no están claros y en distintas exposiciones se pueden encontrar distintas propuestas. En general, las expresiones más habituales para designar el género de conocimiento referido al Mundo de las Ideas son “conocimiento intelectual” y “ciencia” (epistéme), pero también en algunos textos Platón utiliza la palabra “inteligencia”. En cuanto a la especie de conocimiento inferior dentro de este género, el saber que se apoya en signos sensibles y no estudia radicalmente aquello de lo que trata, es decir el saber matemático, la expresión que casi siempre utiliza Platón es “pensamiento discursivo” (diánoia). Sin embargo, tenemos más problemas a la hora de encontrar un término adecuado para designar el saber más perfecto, el saber radical de las relaciones esenciales existentes entre las Ideas y, en último término, de la Idea de Bien: está claro que se identifica con la filosofía, pero con frecuencia se refiere Platón a él como “dialéctica”, o “ciencia dialéctica” y también “inteligencia” (“noûs”).
Ideas

En la filosofía platónica, las esencias de las cosas, aunque separadas de ellas y localizadas en el Mundo de las Ideas.

Toda la filosofía platónica gira alrededor de las términos griegos "idéa" (Idea), "êidos" (Idea o Forma), "morphé" (Forma). Según Platón, todas las cosas del mundo material han sido creadas a partir de unas formas, moldes, arquetipos o paradigmas que denomina Ideas. No hay que confundir las ideas en nuestro sentido ordinario ―algo así como los pensamientos o conceptos que tenemos sobre las cosas― con las Ideas en el sentido platónico. Las Ideas son entidades independientes de la mente humana ―aunque el hombre no exista, ellas existen― y constituyen la auténtica realidad. Son aespaciales, atemporales y eternas. Las cosas temporales y mutables son un pálido reflejo de ellas. En un sentido amplio, podemos definir las Ideas como las esencias independientes: la Idea de Belleza es la esencia de la belleza, la Idea de Virtud la esencia de todas las acciones virtuosas, la Idea de Cuadrado la esencia de las figuras cuadradas... pero las Ideas o esencias no están en las cosas como una de sus partes físicas ―no están en el mundo físico― sino fuera de ellas (eso es lo que quiere decir "independientes"), en el Mundo Inteligible.

Idea del Bien

La Idea del Bien es la entidad más importante de todas las entidades que pueblan el Mundo Inteligible.

El rango y funciones que Platón le otorga en su filosofía es tal que muchos autores la han identificado con Dios. Este filósofo creyó que la Idea del Bien tiene dos papeles fundamentales:

crea las Ideas y el Mundo Sensible;

da inteligibilidad o racionalidad a las ideas y al mundo Sensible.

La consecuencia de ello es que todas las cosas ―y mucho más el hombre― aspiran de un modo u otro al Bien. La filosofía es precisamente expresión del afán por la comprensión definitiva de dicha idea ("la ascensión al ser", dice Platón).
En el mito de la caverna la Idea del Bien se representa con la metáfora del Sol.
Mito o Alegoría de la Caverna

Mito con el que Platón describe nuestra situación respecto del conocimiento: al igual que los prisioneros de la caverna que sólo ven las sombras de los objetos, nosotros vivimos en la ignorancia cuando nuestras preocupaciones se refieren al mundo que se ofrece a los sentidos. Sólo la filosofía puede liberarnos y permitirnos salir de la caverna al mundo verdadero o Mundo de las Ideas.

En el libro VII de “República” (514a-516d), Platón presenta el mito de la caverna. Es, sin duda, el mito más importante y conocido de este autor. Platón dice expresamente que el mito quiere ser una metáfora “de nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación”, es decir, sirve para ilustrar cuestiones relativas a la teoría del conocimiento. Pero tiene también claras implicaciones en otros dominios de la filosofía como la ontología, la antropología e incluso la política y la ética; algunos intérpretes han visto también implicaciones religiosas.
La descripción del mito tal y como lo narra Platón en “República” se articula en varias partes:

1. Descripción de la situación de los prisioneros en la caverna.
2. Descripción del proceso de liberación de uno de ellos y de su acceso al mundo superior o verdadero.
3. Breve interpretación del mito.

I. DESCRIPCIÓN DE LA SITUACIÓN DE LOS PRISIONEROS

Nos pide Platón imaginar que nosotros somos como unos prisioneros que habitan una caverna subterránea. Estos prisioneros desde niños están encadenados e inmóviles de tal modo que sólo pueden mirar y ver el fondo de la estancia. Detrás de ellos y en un plano más elevado hay un fuego que la ilumina; entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto al borde del cual se encuentra una pared o tabique, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima de él, los muñecos. Por el camino desfilan unos individuos, algunos de los cuales hablan, portando unas esculturas que representan distintos objetos: unos figuras de animales, otros de árboles y objetos artificiales, etc. Dado que entre los individuos que pasean por el camino y los prisioneros se encuentra la pared, sobre el fondo sólo se proyectan las sombras de los objetos portados por dichos individuos.
En esta situación los prisioneros creerían que las sombras que ven y el eco de las voces que oyen son la realidad.

II. PROCESO DE LIBERACIÓN DEL CAUTIVO

A. Subida hacia el mundo exterior: acceso hacia el mundo verdadero.

1. En el mundo subterráneo.
Supongamos, dice Platón, que a uno de los prisioneros, “de acuerdo con su naturaleza” le liberásemos y obligásemos a levantarse, volver hacia la luz y mirar hacia el otro lado de la caverna. El prisionero sería incapaz de percibir las cosas cuyas sombras había visto antes. Se encontraría confuso y creería que las sombras que antes percibía son más verdaderas o reales que las cosas que ahora ve. Si se le forzara a mirar hacia la luz misma le dolerían los ojos y trataría de volver su mirada hacia los objetos antes percibidos.

2. En el mundo exterior.
Si a la fuerza se le arrastrara hacia el exterior sentiría dolor y, acostumbrado a la oscuridad, no podría percibir nada. En el mundo exterior le sería más fácil mirar primero las sombras, después los reflejos de los hombres y de los objetos en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A continuación contemplaría de noche lo que hay en el cielo y la luz de los astros y la luna. Finalmente percibiría el sol, pero no en imágenes sino en sí y por sí. Después de esto concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones y los años, que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es causa de las cosas que ellos habían visto.
Al recordar su antigua morada, la sabiduría allí existente y a sus compañeros de cautiverio, se sentiría feliz y los compadecería. En el mundo subterráneo los prisioneros se dan honores y elogios unos a otros, y recompensas a aquel que percibe con más agudeza las sombras, al que mejor recuerda el orden en la sucesión de la sombras y al que es capaz de adivinar las que van a pasar. Esa vida le parecería insoportable.

B. Regreso al mundo subterráneo, exigencia moral de ayuda a sus compañeros.

1. Confusión vital por la oscuridad de la caverna.
Si descendiera y ocupara de nuevo su asiento tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, sería incapaz de discriminar las sombras, los demás lo harían mejor que él, se reirían de él y dirían que por haber subido hasta lo alto se le han estropeado los ojos y que no vale la pena marchar hacia arriba.

2. Burla y persecución.
Si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz se burlarían de él, lo perseguirían y lo matarían.

III. INTERPRETACIÓN

A. Comparación de las realidades.
Debemos comparar la región visible con la morada-prisión y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol.

B. Comparación de los procesos.
El ascenso y contemplación de las cosas de arriba es semejante al camino del alma hacia el ámbito inteligible.

C. Valor de la Idea del Bien.
Objeto último y más difícil del mundo cognoscible: la Idea del Bien.
Idea del Bien: causa de todas las cosas rectas y bellas; en el mundo visible ha engendrado la luz y al sol, y en el ámbito inteligible es la productora de la verdad y de la inteligencia; es la realidad que es necesario ver para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público.

Mito del Carro Alado

Alegoría que utiliza Platón para describir las partes del alma y el afán humano por el conocimiento y el ser.

En el diálogo “Fedro” Platón trata la cuestión del la esencia y partes del alma. Comienza señalando que parece más adecuada, dada la dificultad del tema, la exposición alegórica que la investigación racional e inmediatamente nos presenta el mito del carro alado. Veamos un resumen literal del mismo: el alma es como una fuerza natural que mantienen unidos un carro y su auriga, sostenidos por alas. Los caballos y los aurigas de los dioses son todos ellos buenos; los de los hombres no. En nuestro caso, el auriga guía una pareja de caballos, uno hermoso y bueno, otro feo y malo, por lo que para nosotros la conducción resultará dura y difícil.
El alma tiene como tarea el cuidado de lo que es inanimado y recorre todo el cielo. Cuando es perfecta vuela por las alturas y administra todo el mundo; en cambio la que ha perdido las alas es arrastrada hasta que se apodera de algo sólido donde se establece tomando un cuerpo terrestre. A causa de la fuerza del alma, este cuerpo parece moverse a sí mismo y ambos ―cuerpo y alma― reciben el nombre de ser viviente.
La fuerza del ala consiste en llevar hacia arriba lo pesado, elevándose hacia el lugar en donde habitan los dioses. Lo divino es hermoso, sabio y bueno y esto es lo que más alimenta y hace crecer las alas; en cambio lo vergonzoso, lo malo y todas las demás cosas contrarias a aquellas las consume y las hace perecer. Dirigidas por Zeus, las almas de los dioses y las de los hombres marchan por el cielo ordenando y cuidando todo. Después de realizar su tarea van a buscar su alimento hacia el mundo supraceleste, hacia la realidad que se encuentra más allá de la bóveda del cielo. En ese lugar se halla la Justicia, la esencia cuyo ser es realmente ser, el ser incoloro, intangible, cuya esencia es sólo vista por el entendimiento, piloto del alma, y alrededor de la que crece el verdadero Saber, pero no la ciencia de lo que nace y muere, de lo relativo, sino la ciencia de lo que es verdaderamente ser.
Las almas de los dioses, dado que son conducidas por dos caballos buenos y dóciles, ascienden sin problemas. La mente de los dioses se nutre de un saber y entender puro por lo que al ver lo que allí se encuentra, se alimenta, se llena de contento y descansa hasta que el movimiento, en su ronda, la vuelve a su sitio. Las almas de los hombres suben con dificultad pues el caballo que tiene mala constitución es pesado e inclina y fatiga al auriga que no lo ha alimentado convenientemente. Así se encuentra el alma con su dura y fatigosa prueba.
De las almas humanas, la que mejor ha seguido al dios y más se le parece consigue ver algo, otras no pueden alcanzar la visión del ser, por lo que les queda la opinión por alimento, “el porqué de todo este empeño por divisar dónde está la llanura de la Verdad, se debe a que el pasto adecuado para la mejor parte del alma es el que viene del prado que allí hay, y el que la naturaleza del ala, que hace ligera al alma, de él se nutre.” Las almas que no han podido vislumbrar nada de lo que allí se encuentra se van gravitando llenas de olvido y dejadez, pierden las alas y caen a tierra.

Las siguientes tesis resumen la interpretación más sencilla del mito:

el alma es el principio de vida gracias al cual los seres vivos pueden realizar los movimientos que le son propios;

las cosas naturales están dirigidas y controladas por la divinidad (hipótesis providencialista y teleológica que luego encontraremos en gran parte de la filosofía posterior);

el alma humana participa de algún modo de la naturaleza divina, pero también de un principio opuesto que la pervierte y la hace caer al mundo de la finitud, contingencia y muerte;

la parte más excelente del alma humana es semejante a la mente de los dioses y, como la de ellos, se nutre del conocimiento;

frente a la realidad física, más allá de la Naturaleza, en el “ámbito supraceleste”, se encuentra la auténtica realidad, el ser verdadero caracterizado como la esencia que permanece siempre idéntica a sí misma, que carece de propiedades físicas (“incolora e intangible”) y se ofrece sólo al entendimiento (dualismo ontológico);

nuestro destino está en ese mundo perfecto, mundo al que se llega básicamente mediante la Ciencia de lo absoluto (la filosofía o dialéctica) no mediante el conocimiento de lo relativo y mudable (la opinión);

cuando se encarna, el alma olvida aquello que ha conseguido vislumbrar en el mundo supraceleste (rudimentos de la teoría de la reminiscencia);

es habitual también buscar la correspondencia de las partes del alma con los elementos que aparecen en el mito del carro alado: el auriga representa la parte racional, destinada a la dirección de la vida humana, al conocimiento y lo más divino que se encuentra en nosotros; el caballo bueno representa la parte irascible, aquello que permite al alma la realización de acciones buenas y bellas; el caballo malo y rebelde representa la parte concupiscible, aquello que fomenta en nosotros deseos y pasiones y que nos impulsa hacia el ámbito de lo sensible.

Este mito resume perfectamente la propuesta que recorre la totalidad de la filosofía platónica: realizar en esta vida y de forma radical la belleza, verdad y bondad (dado que “lo divino es hermoso, sabio y bueno y esto es lo que más alimenta y hace crecer las alas”).

Mitos Platónicos

Narraciones metafóricas que emplea Platón para la descripción intuitiva y didáctica de tesis esenciales de su filosofía.

Puede resultar un tanto extraño ver en los textos de un filósofo mitos, y que éstos, además, tengan gran importancia en el conjunto de su filosofía. Esta extrañeza descansa en la idea de que la filosofía es el paso del mito al logos, el paso de las narraciones que apelan a la imaginación y a la metáfora a las narraciones que apelan a la razón y a los conceptos claros y precisos. Sin embargo Platón utiliza en muchas ocasiones mitos, siendo los más importantes el mito de la caverna y el mito del carro alado. Platón justifica su uso indicando que es una forma adecuada para hacer una exposición más accesible y didáctica de temas filosóficos que la puramente racional y lógica, pero a veces también lo justifica indicando que hay temas que parecen exceder las posibilidades del conocimiento humano y sólo se pueden presentar de un modo aproximado, intuitivo, y metafórico. En su escrito "República", presenta el mito de la caverna como una alegoría de nuestra situación respecto del conocimiento de la realidad, aunque el mito tiene claramente implicaciones en ontología, antropología, ética, política y ―para muchos autores― religión. En "Fedro", presenta Platón el mito del carro alado como una metáfora del alma, sus partes y del afán humano por el conocimiento y el ser.

Mundo Inteligible

El Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas es la auténtica realidad, el ámbito en el que se sitúan las Ideas.

A este mundo no se puede acceder con el uso de los sentidos sino que se llega a él gracias al uso de la parte más excelente del alma, que para Platón es la razón. El Mundo Inteligible es la auténtica realidad, tiene para este autor un carácter religioso y consecuencias en el campo de la epistemología, la ética y la política. En el mito de la caverna la metáfora del Mundo Inteligible es el mundo exterior al que accede el prisionero cuando pierde las cadenas y sale de la caverna.
Platón establece una jerarquía en las entidades que pueblan este mundo: situándose por encima de todas las Ideas encontramos la Idea de Bien, que en ciertos textos parece identificar con Dios. Después la Idea de Belleza y la Idea de Verdad; tras estas, Ideas fundamentales como la de Unidad, Multiplicidad, Ser y No Ser; a continuación las Ideas matemáticas; finalmente, el resto de Ideas. Aunque la lógica que le lleva a Platón a postular la existencia de este mundo le tendría que obligar a admitir tantas Ideas como términos universales existan, su punto de vista esta influido por consideraciones valorativas y así, en el diálogo “Parménides”, se niega a aceptar que puedan existir Ideas que correspondan a realidades con connotaciones negativas o referidas a realidades con escaso valor: Idea de pelo, de uña..., admitiendo tan sólo las Ideas matemáticas y las que tienen una connotación estético-moral.

Mundo Sensible

El Mundo Sensible o Mundo Visible es el conjunto de todo aquello que se muestra a los sentidos, fundamentalmente las cosas físicas.

Las características de este mundo son su carácter temporal, espacial, cambiante y corruptible. Nuestro cuerpo se incluye en el Mundo Sensible. Del Mundo Sensible no cabe la ciencia sino la mera opinión. En el mito de la caverna, la metáfora del Mundo Sensible es el mundo del interior de la caverna.
Las cosas del Mundo Sensible tienen ser en la medida en que participan o imitan del mundo eterno de las Ideas. Este Mundo ha sido "fabricado" (que no creado) por el Demiurgo a partir de la modificación y transformación que ejerce sobre la materia informe tomando como modelo el Mundo Inteligible.

Opinión

La "opinión" o "doxa" es el título que da Platón a una de las formas de conocimiento. Este conocimiento se fundamenta en la percepción, se refiere al Mundo Sensible, es decir a las cosas espacio-temporales, a las entidades corporales, y, en la escala de los conocimientos, es el género de conocimiento inferior.

La opinión se divide a su vez en dos especies o tipos de conocimiento: la conjetura, que es el conocimiento que tenemos de las cosas cuando vemos sus sombras o reflejos, y la creencia, que es el conocimiento que tenemos de las cosas cuando las percibimos directamente y nos formamos un juicio de ellas.

Participación

Modo de vincularse el Mundo Sensible con el Mundo Inteligible gracias al cual las cosas físicas gozan de cierto ser e inteligibilidad.

Platón considera que el verdadero ser pertenece a las Ideas y en su conjunto al Mundo Inteligible. Sin embargo, a diferencia de lo que parece defender Parménides, no niega toda realidad a las cosas físicas o perceptibles ni al conjunto de ellas o Mundo Sensible. Las cosas visibles tienen ser pero no un ser perfecto ni genuino: son (así lo expresa metafóricamente en el Mito de la Caverna) como sombras de la auténtica realidad. Las cosas del mundo sensible tienen realidad en la medida en que en ellas de alguna manera se realizan o concretizan las entidades universales o Ideas. Esta vaga forma de hablar es intencionada y responde a la dificultad reconocida por el propio Platón para explicar el modo de vincularse las cosas físicas con las Ideas y de dar estas últimas ser e inteligibilidad a aquellas. Platón emplea dos expresiones para indicar este vínculo entre ambos mundos: en algunos textos nos dice que el Mundo Sensible “participa” del ser del Mundo Inteligible y en otros que “imita” dicho ser. Pero en varios diálogos, y en particular en “Parménides”, se lamenta de la inevitable y tal vez irresoluble oscuridad del problema.

Pensamiento Discursivo

El pensamiento discursivo se incluye en el género de conocimiento que Platón denomina Ciencia. Se identifica esencialmente con las matemáticas.

Se trata de un saber excelente puesto que es fruto del ejercicio de la razón más que del uso de los sentidos y se refiere al Mundo de las Ideas (recordemos que para Platón las entidades matemáticas no existen en el Mundo Sensible sino en el Mundo Inteligible). La consecuencia de ello es que el saber que nos presenta es un saber eterno, absoluto y por tanto siempre verdadero. Aunque Platón dio mucha importancia a este tipo de conocimiento (en el frontispicio de la Academia hizo grabar el lema "Nadie entre aquí que no sepa geometría"), creerá que tiene importantes limitaciones y que existe un saber superior llamado dialéctica. Las limitaciones fundamentales son:

usa signos sensibles (figuras que se dibujan en un papel, trazos que representan números...) en sus demostraciones;

no se pregunta ni examina el ser propio de los objetos de los que trata (esto quiere decir, por ejemplo, que el matemático nos enseña las leyes que rigen las propiedades entre los triángulos y el resto de figuras geométricas, o el modo de calcular y las leyes de combinación de los números, pero no nos dice nada acerca de qué es un número ni qué es una figura geométrica, no nos dice nada relativo a la relación existente entre los objetos matemáticos y las cosas físicas, o entre dichos objetos y los pensamientos gracias a los cuales nos referimos a ellos).

política (Formas Políticas)

Platón, como el resto de filósofos griegos, considerará que el hombre es un ser social por naturaleza; y es este hecho lo que explica la aparición del Estado. Dada la gran importancia que otorga al Estado en la educación, vida buena y felicidad del individuo no es extraño que la obra platónica más importante (“República”) sea principalmente de filosofía política. Pero no fue este su único escrito sobre los asuntos políticos pues al final de su vida escribió también “Leyes”.
En relación con el tema de las formas políticas y el estado ideal, Platón mantiene puntos de vista distintos en estas dos obras.




FORMAS POLÍTICAS

FORMA POLÍTICA IDEAL
(descripción en República)
República: gobierno de los filósofos;
es el Estado ideal, casi inalcanzable

VALORACIÓN DE LAS FORMAS POLÍTICAS DESDE UN PUNTO DE VISTA MAS REALISTA
(descripción en Leyes)

monarquía o aristocracia timocracia oligarquía democracia tiranía
gobierno del mejor o de los mejores dominio de la clase militar dominio de una minoría ambiciosa gobierno del pueblo gobierno de un individuo preocu-pado por su propio interés
la forma más perfecta de gobierno degeneración de la aristocracia peor que la timocracia, gobierno de los ricos todos legislan y mandan a la vez el gobierno más injusto, bajo y degenerado
Purificación

Práctica moral encaminada al cuidado del alma a partir del rechazo de los deseos y necesidades corporales.

Influido por la religión órfica, Platón defendió una concepción pesimista de la realidad humana: en este mundo el alma vive prisionera del cuerpo y sus urgencias o necesidades. En la medida en que el destino del alma no es el mundo corporal y sus valores sino el mundo espiritual, y que ambos mundos están enfrentados, la tarea moral, religiosa e intelectual del hombre consistirá en intentar liberarse de las exigencias del cuerpo y de sus limitaciones. La purificación o ascesis, es precisamente este proceso de liberación. Desde un punto de vista moral consiste en intentar eliminar o moderar los apetitos sensibles (apetito sexual, deseo de bienes materiales como la riqueza, gula...); desde un punto de vista intelectual consiste en intentar llevar una vida de conocimiento, de ejercicio de la razón. Esto es lo que parece indicar la extraña afirmación platónica según la cual filosofar es aprender a morir: la auténtica filosofía obliga al sujeto a dirigir los ojos del alma fuera del mundo corporal, hacia el mundo de las Ideas, separándose en cierta forma del cuerpo, "muriendo" en un cierto sentido.
Rey-Filósofo

Figura política indispensable para la realización de la sociedad justa.

En el diálogo "República o del Estado" Platón presenta su idea del Estado o sociedad ideal. En este Estado la sociedad está dividida en grupos atendiendo al modo en que cada uno de ellos debe satisfacer distintas necesidades básicas: la función de los artesanos es crear los bienes (alimentos, vestidos, instrumentos...) que todos los hombres puedan necesitar; los guardianes o guerreros se encargan de la seguridad del Estado, de mantener el orden interno y defender al grupo de las agresiones externas; finalmente, los gobernantes deberán promulgar las leyes y establecer la justicia entre todos los miembros. Pero la figura del rey-filósofo aparece como consecuencia de dos puntos de vista fundamentales en la filosofía política de Platón: su concepción autoritaria y su concepción intelectualista. Platón hereda de su maestro Sócrates la idea según la cual no se puede hacer el bien si no se tiene un conocimiento explícito de lo que es el bien. En el mito de la caverna se señala con claridad que sólo quienes hayan conocido la Idea de Bien podrán ser capaces de dirigir correctamente tanto los asuntos privados como los públicos. En la propuesta política no democrática y clasista de Platón los dirigentes deben educarse desde muy jóvenes en las distintas ciencias, en el esfuerzo físico, y en la práctica de la virtud, y cuando hayan alcanzado la madurez ―que Platón situaba en los cincuenta años― deberán encargarse de las tareas de gobierno aquellos que más se hayan acreditado en sus capacidades morales e intelectuales. De ese modo, el gobierno no estará en manos de unos dirigentes elegidos por la mayoría sino en manos de aquellos que han podido acceder al conocimiento de la ciencia verdadera y del Bien: los filósofos.

Las tesis básicas que fundamentan su reivindicación de la figura del rey-filósofo son:

es posible el conocimiento objetivo del bien;

no todos los hombres están capacitados para alcanzar dicho saber;

sólo los que lo consiguen están cualificados para dirigir la sociedad;

la ciencia del Bien se incluye en la filosofía.

Teoría de la Reminiscencia

Concepción platónica según la cual conocer es recordar.

En el diálogo "Menón", y con ocasión del estudio de la virtud, Platón presenta la teoría de la reminiscencia ―o anamnesia―. Esta teoría se resume en la idea de que conocer es recordar. Seguramente Platón no defendía este punto de vista respecto de los conocimientos particulares como los relativos a hechos concretos (por ejemplo, el conocimiento perceptivo del tipo "mi mesa es negra") sino respecto de los conocimientos estrictos dotados de universalidad y necesidad, conocimientos como los matemáticos y los que pueda descubrir la dialéctica.
Platón consideró que estos conocimientos tan excelentes no pueden explicarse a partir de la experiencia meramente empírica o perceptiva y defendió una peculiar visión innatista: cuando conocemos una verdad de este tipo en realidad no estamos aprendiendo algo nuevo sino que nuestra alma recuerda una verdad a la que tuvo acceso antes de encarnarse y vivir en este mundo material, nuestra alma recuerda algo que conoció cuando vivía en el mundo de las Ideas. Brevemente: la teoría de la reminiscencia defiende la extraña tesis de que el alma vive sin el cuerpo en el mundo de las Ideas, percibe las distintas Ideas y sus relaciones, se encarna, olvida dicho conocimiento, y, gracias a la intervención de un maestro, consigue rememorar ese conocimiento olvidado. Esto es lo que ocurre con el esclavo que en el diálogo "Menón" logra, gracias a las oportunas preguntas de Sócrates, demostrar un teorema matemático.
La teoría de la reminiscencia es el complemento de la teoría socrática del conocimiento y de la enseñanza: enseñar no es introducir un conocimiento en la mente de un sujeto sino incitar al alumno a que descubra en su interior una verdad.

Teoría de las Ideas

La teoría de las Ideas es la parte básica de la filosofía platónica. En lo fundamental consiste en defender la existencia de lo absoluto (las Ideas o Formas), frente al que se sitúa el mundo corpóreo, mortal y relativo.

A diferencia del pensamiento cristiano (que también acepta lo absoluto identificándolo con Dios) el absoluto al que se refiere Platón no tiene carácter personal. Platón consideró que la realidad se divide en dos grandes géneros: el Mundo Sensible (también emplea con frecuencia la expresión “mundo visible”) y el Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas. Lo absoluto al que él se refiere es precisamente este último ámbito de realidad. El Mundo Sensible es el conjunto de entidades que se ofrecen a los sentidos, realidades particulares, cambiantes, múltiples, que nacen, duran y mueren y se captan con los sentidos. El Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas está poblado por entidades absolutas, universales, independientes, eternas, inmutables; entidades que están más allá del tiempo y del espacio, y que se conocen mediante la parte más excelente del alma, la racional. En este segundo ámbito la realidad más valiosa la constituye la Idea del Bien (que para muchos autores Platón identifica con Dios).
La tarea de la filosofía consiste en ascender desde el Mundo Sensible al Mundo de las Ideas y en éste contemplar la Idea de Bien (por eso Platón define la filosofía como “una ascensión al ser”). Esta teoría es fundamentalmente una teoría ontológica pero tiene claras repercusiones en otros ámbitos como la antropología, la teoría del conocimiento, la ética y la política.

Aunque algunos autores señalan la influencia de elementos religiosos como los pitagóricos o la motivación política para explicar porqué Platón postuló dicha teoría, no hay que olvidar que la motivación más importante es de carácter filosófico y tiene que ver con, al menos, los siguientes argumentos:

I. La crítica al conocimiento sensible y al relativismo elaborada por Platón en el diálogo “Teetetos” .

En el este diálogo muestra que el conocimiento no puede referirse a lo que se ofrece a los sentidos o cosas sensibles pues dichas cosas conducen al relativismo y el relativismo al absurdo; por ello es preciso suponer que el conocimiento estricto o absoluto necesita referirse a entidades absolutas a las que llamará Ideas; en muchas ocasiones Platón dice que la única alternativa al relativismo es su Teoría de las Ideas.

II. El uso del lenguaje y el problema de la referencia de los términos universales.

Según Platón, términos universales como los nombres comunes (“mesa”, “casa”...), los adjetivos (“bueno”, “bello”...) o los sustantivos abstractos (“virtud”, “belleza”, “bien”...) no se refieren directamente a las cosas individuales que se ofrecen a los sentidos (esta mesa concreta, este hombre concreto, este cuadro bello concreto...) sino a entidades universales como la Belleza, el Bien, el Hombre... Estas entidades o Formas son lo que tradicionalmente se denominan esencias de las cosas pero, desde su punto de vista, separadas de las cosas individuales, las cuales participan o imitan a dichas Formas (la mesa concreta es mesa porque de algún modo participa de la Idea de Mesa...); Aristóteles llamará a esta prueba argumento del “uno sobre muchos”.

III. La posibilidad del conocimiento científico.

En el diálogo “Crátilo” Platón parte de la existencia del conocimiento para demostrar la existencia de objetos no sensibles e inmutables. Aristóteles llamará más tarde “argumento desde las ciencias” a esta demostración y se puede resumir del siguiente modo:

A. las cosas sensibles están en continuo cambio;
B. la ciencia no puede hacerse de lo que está en continuo cambio;
C. luego la ciencia no se puede referir a las cosas sensibles sino a entidades que no cambian (entidades que Platón llamará “Ideas o Formas”).

Brevemente, Platón consideró que el conocimiento absoluto (como el que de hecho poseemos en las matemáticas) sólo se puede alcanzar si existen entidades absolutas, y éstas son las Ideas.

Virtud

Perfección del alma.

El tema de la virtud en Platón incluye dos cuestiones fundamentales: la relativa al modo en que se puede poseer la virtud y la relativa a su esencia o naturaleza. En cuanto a la primera cuestión vemos en este filósofo la huella del punto de vista intelectualista de su maestro Sócrates: quien posee una virtud posee un cierto conocimiento: no se puede hacer el bien o la justicia si no se sabe qué es el bien y la justicia, del mismo modo que no se puede hacer un trabajo físico determinado, levantar un puente o construir una mesa si no se tiene un conocimiento de ello. En cuanto a la segunda cuestión, el tema de la esencia de la virtud, Platón la concibe como el estado que le corresponde al alma en función de su propia naturaleza. Como en el alma humana encontramos varias partes, a cada una de ellas le convendrá un tipo de virtud determinado: así, la virtud de la parte racional es la sabiduría o prudencia que consiste en el conocimiento de los fines verdaderos de la conducta humana, en el conocimiento de lo que se debe hacer en cada ocasión particular; a la parte irascible le corresponderá la virtud de la fortaleza, disposición de la voluntad merced a la cual podemos realizar la conducta que la prudencia enseña como adecuada en cada momento, realización que pasa en muchas ocasiones por la renuncia a placeres y beneficios propios; finalmente, a la parte concupiscible le corresponderá la virtud de la templanza: disposición moderada de los apetitos que le permite al alma no ser perturbada continuamente por deseos abundantes y excesivamente intensos.

2 comentarios

Zenón -

Trato hecho: nos vemos el Jueves a última.

Margarita -

¿Qué le parece vernos los de 2ºA el jueves día 2 a última hora? Resulta que D. Juan Santaella nos va a dar una clase de comentario de texto el jueves a 5ª h, y nos vendría bien ese día (justo después. Además, normalmente tenemos filosofía los jueves a última). Espero su contestación. ¡Ah! Le recuerdo que me gustaría que me dejase mis exámenes, a ver si pudiera ser posible. Gracias